LA MENTE ASCIENDE
¡Ojalá las mentes pudiesen echar raíces,
tan prufundas y fuertes,
que estrangulasen el núcleo terrestre
y se alimentasen eternamente!
Pero se marchitan por las termitas
que recorren a ciegas,
el subsuelo que palpita,
agujeros que ensanchan y desgarran,
cada segundo que pasa,
las lagunas mentales
que alejan tu alma.
¿Dime ahora cómo te llamas,
cuántos hijos tienes
y qué día será mañana?
¡Cómo no supimos ver
que no encontrabas palabras,
que avergozada huía tu mirada!
Y vi en aquel momento,
cómo tu iris dilatado engulló el tiempo
y con él, las pocas raíces que aún mordían la superficie.
Asciende así al cielo,
como helio ardiente que congela el aliento,
prométeme al menos,
que seguirás la estela gris del anhelo,
aquella que hace tiempo,
te mantuvo unida con deseo,
a todo lo bello.
A.L.S.
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